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Aprender a innovar – Franc Ponti director del centre d’innovació d’EADA

Aprender a innovar

Libro, cerveza, cama

Franc Ponti director del centre d’innovació d’EADA

19/02/11

 

Ponga, el amable lector, por favor, su cronómetro de cuenta atrás en 30 segundos, y tome lápiz y papel. Durante este tiempo, intente hacer una lista de cosas que tengan en común un libro, una cerveza y una cama. De entrada, el ejercicio parece complicado. Muchas personas no ven ninguna semejanza, más bien constatan que se trata de tres objetos muy diferentes. Las personas más acostumbradas a la creatividad, pero, empiezan a verlo claro: son tres objetos manufacturados, los tres se abren, pesan, se venden y compran, se tienen habitualmente en casa, incitan al relax … Pero, además, se trata de tres palabras sustantivas, no acentuadas, todas empiezan con consonante,

si las traducimos al inglés las tres empiezan por «b» …

Nuestra mente se va abriendo y es capaz de ver cosas que antes no podía ver. Para innovar hay que tener fluidez de ideas. No podremos crear océanos azules si no sabemos generar grandes cantidades de ideas. Hay que ser divergente y fabricar alternativas para luego ser convergente y escoger las mejores, todo prototipandolas. Esta es una práctica sencilla pero difícil de observar en nuestro entorno.

«Los humanos vamos demasiado al grano cuando queremos ser creativos.»

Nos conformamos con lo primero que nos pasa por la cabeza, la dejamos ir y ya nos quedamos satisfechos. Además, intentamos que nuestras ideas sean mejores que las de los demás. Competimos cuando generamos ideas, y eso nos lleva al desastre. Ser creativo e innovar implica escucharse, respetarse y construir sobre las ideas de los demás. En definitiva, supone trabajar en equipo. Como hace la gente de IDEO, en California, que innova a través de equipos interdisciplinarios compuestos por gente de formación académica muy diferente: biólogos, antropólogos, ingenieros, diseñadores, expertos en marketing, lingüistas … La innovación en equipo es mucho más poderosa que las ideas individuales. Pero, ojo, hay que innovar disciplinadamente y con método. Los famosos brainstormings o lluvias de ideas se hacen a menudo mal porque la gente critica despiadadamente las ideas de los demás sin esperar. Y eso mata la creatividad. Los egos, el miedo, la tensión excesiva, la autocensura son enemigos encarnizados de la creatividad y la innovación. Un equipo creativo es un conjunto de personas que se proponen pensar sobre un tema específico y que lo hacen respetando unas reglas: primero, divergencia (cantidad, juego, escucha, respeto, combinación) y luego, convergencia (agrupamiento, crítica, análisis, selección , valoración y prototipaje). Hay cientos de métodos que nos pueden ayudar: los mapas mentales, la SCAMPER, las provocaciones, las analogías, el IDEART … Es necesario que nos entrenamos y perfeccionamos estas metodologías. Un equipo de personas entrenadas en creatividad puede conseguir metas extraordinarias, si cree de verdad en lo que hace. Si miramos a nuestro alrededor encontraremos, pero, todo lo contrario: empresas que no creen en el trabajo en equipo, gente con sensación de ridículo, personas que creen que «no son creativas», jefes prepotentes y omniscientes, entornos poco facilitadores de la creatividad y la eterna excusa de la falta de tiempo …

Y cuando decimos que no tenemos tiempo, en realidad lo que queremos decir es que no nos interesa.

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